sábado, 14 de julio de 2012




Circulación menor o pulmonar



La circulación pulmonar es la porción del sistema circulatorio que lleva sangre
desoxigenada desde el corazón hasta los pulmones, para luego regresarla
oxigenada de vuelta al corazón. El término contrasta con la circulación
sistémica (envía sangre desde el corazón a todas las partes de nuestro cuerpo
y después vuelve a traerla al corazón desoxigenada). La función de la
circulación pulmonar es asegurar la  oxigenación sanguínea por la hematosis
pulmonar.
La circulación pulmonar se basa en el flujo de sangre desoxigenada desde el
ventrículo derecho hacia los pulmones y el regreso de la sangre oxigenada, de
los pulmones al atrio (aurícula) izquierda. El tronco pulmonar nace del
ventrículo derecho y se dirige hacia arriba atrás y a la izquierda, para después
dividirse en dos ramas, la arteria pulmonar derecha, e izquierda, que se dirigen
a los pulmones ipso-laterales. Después de entrar en los pulmones estos vasos
se dividen una y otra ves, hasta que dan origen a capilares que rodean a los
alvéolos pulmonares. El bióxido de carbono pasa de la sangre a estos últimos,
para exhalarse, mientras que el oxigeno inhalado pasa de los alvéolos a la
sangre. Los capilares se unen y dan origen a vénulas (pequeños vasos
sanguíneos que llevan sangre procedente de los plexos capilares y se
anastomosan para formar venas) y venas, finalmente dos venas pulmonares
salen de cada pulmón y trasportan la sangre oxigenada al atrio (aurícula)
izquierdo. Estas venas son las únicas de la circulación postnatal que
transportan sangre oxigenada. Las contracciones del ventrículo izquierdo
envían la sangre que le llegan al atrio (aurícula) ipsolateral a los vasos de la
circulación general.

La hematosis pulmonar es el proceso que ocurre a nivel de la barrera alvéolo
capilar y el intercambio de las sustancias gaseosas (oxígeno y dióxido de
carbono) entre la sangre y el aire inspirado contenido en los pulmones; es un
fenómeno de acoplamiento funcional de la mecánica respiratoria y la
circulación sanguínea.

Este intercambio gaseoso se produce por simple diferencia de presión y concentración denominado difusión (de donde hay más hacia donde hay menos), e implica un fenómeno de difusión pasiva.
 La propia estructura histológica de los alvéolos pulmonares y de la circulación pulmonar (capilares) 
hacen que la superficie de intercambio sea muy extensa y favorece la difusión
de los gases a través de la barrera alvéolo-capilar.
La circulación pulmonar fue descubierta y publicada por primera vez por Ibn
Nafis en 1242, y luego por Miguel Servet en Christianismi restitutio (1553). Por
haber sido una obra de teología condenada por la mayoría de las facciones
cristianas de la época, el descubrimiento permaneció en la oscuridad hasta las
disecciones de William Harvey en 1616.